El paralelismo entre la paciencia, el riesgo y la cultura anti-establishment ha unido a bitcoin (BTC) y al surf en los últimos años. Una relación que este 13 de septiembre tendrá un nuevo capítulo en el balneario de Huanchaco, al norte del Perú, donde las olas del Pacífico se mezclarán con conversaciones sobre wallets, satoshis y mempool. La excusa será la «Copa Bitcoin de Surf», pero lo que realmente estará en juego será el futuro económico de la comunidad.
La meta es ambiciosa: que desde el hotel más grande hasta el puesto más pequeño de ceviche acepten bitcoin como forma de pago. Detrás de esta apuesta está Valentín Popescu, director de Motiv, una ONG que busca combatir la pobreza a través de la educación y la inclusión financiera.
Bitcoin como motor de cambio social
Para Popescu, la Copa Bitcoin no es simplemente un evento deportivo. Se trata de un ensayo general para demostrar que un balneario puede convertirse en un polo de adopción masiva de bitcoin. Su inspiración proviene de Bitcoin Beach en El Zonte, El Salvador, proyecto comunitario que catalizó la adopción nacional de BTC como moneda de curso legal.
“Queremos enseñar educación financiera, crear economías circulares y transmitir valores”, explica Popescu. Motiv no reparte recursos de manera asistencialista; su filosofía es clara: “no regalamos el pescado, enseñamos a pescar”.
Este enfoque nació durante la pandemia, cuando la organización buscaba recursos para familias en crisis. Alguien le sugirió a Popescu recibir donaciones en bitcoin. Al inicio dudó, pensando que era un esquema fraudulento, pero al documentarse descubrió una herramienta para la libertad financiera. Sin embargo, se topó con la barrera de la baja adopción en Perú. Esa frustración se convirtió en la semilla de Motiv: educar a las comunidades en el uso real de BTC.
Educación y ahorro en clave bitcoiner
El trabajo de Motiv va más allá de enseñar a usar una wallet. Se enfoca en inculcar conceptos financieros básicos: la diferencia entre activos y pasivos, la importancia del ahorro y la posibilidad de romper paradigmas culturales que ven el ahorro como algo exclusivo de los ricos.
“Estamos hablando de un sector que muchas veces no tiene cuenta bancaria, ni documento de identidad, y en algunos casos ni siquiera sabe leer o escribir”, afirma Popescu. En ese vacío, bitcoin aparece como una alternativa viable para integrarse a la economía global.
Huanchaco, con su mezcla de tradición ancestral —como los caballitos de totora— y atractivo turístico, se convierte en el escenario ideal para poner a prueba este modelo.
Regulación y visión institucional
Sin embargo, no todos creen que la ola bitcoiner pueda avanzar sin bases sólidas. Erick Ortíz, presidente de la Asociación Blockchain de Perú, resalta que para impulsar una adopción masiva se requieren tres pilares: regulación, educación y masificación.
“La regulación tiene que venir del Estado, para que startups y exchanges puedan trabajar de la mano con los bancos”, advierte. Además, señala la importancia de que universidades y empresas integren el conocimiento de bitcoin en sus programas y operaciones.
En su visión, el entusiasmo comunitario debe complementarse con estrategias nacionales y una hoja de ruta clara que permita, incluso, que Perú pueda en el futuro tener reservas estratégicas de BTC, como ya lo hizo El Salvador.
Huanchaco como laboratorio de adopción
La iniciativa de Popescu y Motiv no espera al Estado: construye sobre la práctica, un emprendedor a la vez. La Copa Bitcoin de Surf será la primera gran prueba para ver si un balneario de pescadores y turistas puede transformarse en un nodo de innovación financiera.
Más que un campeonato deportivo, será un laboratorio abierto para el futuro de las criptomonedas en el país. La pregunta es si esta ola podrá arrastrar a todo un Perú hacia la adopción de bitcoin o si quedará como un experimento fascinante, pero aislado, en la costa norte.
El 13 de septiembre, entre caballitos de totora y tablas de surf, Huanchaco podría dar el primer paso hacia una revolución financiera con sello propio.